Papá, mamá: Soy diferente a lo que esperaban

Imagina concebir a un ser y esperar nueve meses para verlo nacer, elegir un nombre, organizar su cuarto y contarle a familiares y amigos que llegará un nuevo miembro a la familia. Imagina verlo crecer, llevarlo al colegio cada mañana, darte cuenta de sus talentos y pensar en cómo será cuando sea grande. Ahora imagina que tu hij@ ha crecido y es distinto a lo que esperabas, tiene anhelos diferentes y ve su vida de una manera totalmente contraria a tus ideales. ¿Cómo te sentirías?

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“Papá, no quiero ir a la universidad”

Muchos padres sueñan con ver a sus hijos graduados de la universidad, pues conciben que ser profesionales les dará herramientas importantes para tener una vida más tranquila. Algunos tienen preferencias en cuanto a las carreras que quisieran que sus hij@s estudiaran, soñando por ejemplo con tener un hijo médico, una hija abogada o un hijo ingeniero. Muchos otros simplemente esperan que sus hij@s estudien la carrera de su elección pero que estudien.

¿Qué ocurre cuando un hij@ no quiere ir a la universidad? Algunas personas no se sienten a gusto en el entorno académico de la universidad ni visualizan su vida ejerciendo una profesión, sino que prefieren dedicarse a otras actividades laborales, comunitarias o artísticas y éstas pueden ser tan satisfactorias como cualquier profesión.

A pesar de que puede ser difícil expresar este anhelo a los padres por temor a decepcionarlos o a perder su apoyo, como seres humanos tenemos la necesidad de buscar un camino propio que nos satisfaga, ya que existen diversos caminos para llevar una vida plena. Si no lo hacemos, siempre nos quedará la duda: ¿Y si hubiera…?

La sexo-afectividad no es un fenómeno únicamente biológico, sino que además se trata de un fenómeno social y psicológico, en el que cada persona puede decidir.

“Mamá, soy gay”

Algun@s padres y madres se confrontan con sus ideales cuando su hij@ les comparte que tiene una orientación sexual diversa. Para algunos este es un momento muy difícil, pues no conocen acerca de este tema o tienen creencias arraigadas que sancionan las orientaciones sexuales diversas. Por tanto, se enfrentan a emociones como el temor, la culpa, la rabia o la decepción.

También puede ser un momento difícil para l@s hij@s, pues temen perder el cariño de los padres o sienten que están causándoles dolor precisamente debido a que no podrán cumplir con muchas de sus expectativas.

Sin embargo, algunas personas LGBT sienten que necesitan compartir este aspecto de sus vidas con sus padres para poder vivir con tranquilidad su orientación sexual y para compartir su proyecto de vida personal con su familia de origen porque valoran mucho su cercanía y su apoyo. Son los padres los encargados de decidir si pueden cuestionar sus propias expectativas para poder reconocer a su hij@ y acompañarl@ en su trayectoria vital.

“ Papá, mamá: les presento a mi novi@”

Finalmente, puede ocurrir que la pareja del hijo/a sea diferente en cuanto al color de piel, la apariencia, las creencias religiosas, la edad, la identidad o expresión de género, la ocupación, entre otras. En algunos casos, el hijo o la hija puede incluso preferir no presentar a su pareja en la familia para evitar el rechazo o el conflicto, lo cual puede resultar doloroso y generar un distanciamiento en las relaciones familiares.

Por otra parte, cuando decide presentar a la pareja, puede recibir comentarios como “no es la persona para ti”, “no te merece”, “no aceptamos personas así en la familia”. Con estos comentarios los padres están descalificando a una persona que es muy importante en la vida de sus hij@s y están privilegiando sus propias expectativas por encima de las decisiones y los anhelos de éstos. Un hijo o una hija tal vez preguntaría: “¿Acaso eres tu papá quien va a compartir la vida con el o ella?”

Estos son solo tres ejemplos en los que las expectativas de los padres frente a la vida de l@s hij@s requieren una reevaluación profunda, si se han de preservar los vínculos paterno-filiales. Por supuesto se trata de un proceso exigente en el que se de-construyen muchos ideales y se reconstruye la imagen de ese hij@ desde la valoración de su autonomía personal y desde el replanteamiento del rol parental.

Si los padres aceptan que no pueden vivir la vida por sus hij@s y que son ell@s quienes toman sus propias decisiones y buscan el camino hacia su propia satisfacción, habrá un terreno común de afecto y confianza que ayude a unos y otros no solo a aceptar las diferencias sino a valorar las diversidades.

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