Living Apart Together: vivir en pareja bajo dos techos
La palabra LAT, acrónimo para Living Apart Together (viviendo juntos por separado) se refiere a aquellas parejas que a pesar de compartir un vínculo estable y cercano no viven bajo un mismo techo. ¿Qué diferencia a las parejas LAT de otros modelos de relación?, ¿qué retos y ventajas tienen las parejas LAT?
¿Cuál es la diferencia entre las LAT y las parejas “tradicionales”?
Vivir juntos es para muchas parejas un paso difícil de dar y para algunas personas implica llegar a un punto de no retorno, donde se adquiere un compromiso mucho más serio en la relación. Es común que con el paso del tiempo las parejas busquen casarse o vivir bajo un mismo techo, a veces sin cuestionarse sobre por qué hacerlo o motivadas por factores económicos, de comodidad o por presiones familiares. En este punto las parejas LAT se diferencian de otras formas de vinculación afectiva.
Entre los miembros de la pareja LAT existe una relación íntima, cercana y estable, pero no se cohabita, no se vive bajo un mismo techo, sino que cada uno tiene su propia vivienda. Es así como estas parejas desafían los imaginarios más arraigados sobre el amor: “amar es compartirlo todo”, “amar es ser uno solo con el otro”, “amar es entregarlo todo”.
Aunque no vivir juntos es un elemento común en estas relaciones, no hay una única forma de vivir bajo el modelo LAT. Cada pareja LAT establece sus propias reglas. Algunos, a pesar de vivir separados, pueden dormir juntos en la casa de alguno de los miembros de la pareja ocasionalmente, mientras que para otros, quedarse en la casa del otro no es una opción. También es posible que existan hijos en la relación, de ambos miembros o de uno solo y aún así la decisión de la pareja es mantener viviendas separadas.
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Esta forma de relación le permite a cada miembro de la pareja mantener un elemento importante en cualquier relación sana: una vida propia, algo que para algunos puede ser difícil viviendo bajo un mismo techo. Cada quien puede tener su propio espacio y vivir bajo sus propias reglas, evitando así los famosos “problemas de convivencia” de los que tantas parejas se quejan y que pueden ser fuentes de estrés e incluso un motivo para que las relaciones se rompan.
Este modelo se ha popularizado también entre personas mayores de 40 años, quienes han experimentado en carne propia las dificultades de la convivencia y los problemas económicos y emocionales que puede traer una separacióncuando se convive bajo el mismo techo.
“¿Cada uno en su casa?, ¿acaso no me quiere lo suficiente?”
Si bien para las parejas LAT las peleas por el control remoto y las cobijas son discusiones del pasado, pueden surgir otros problemas como por ejemplo los celos o la inseguridad acerca de la relación.
Al vivir separados, el temor a la infidelidad puede incrementarse en algunas parejas, a pesar de que vivir juntos no sea garantía de fidelidad absoluta. Para otras personas, no vivir bajo un mismo techo genera incertidumbre y temor frente a la relación: “¿será que le incomoda estar conmigo?”, “seguro no quiere nada serio y solo busca algo pasajero”.
Entre los miembros de la pareja LAT existe una relación íntima, cercana y estable, pero no se vive bajo un mismo techo.
Para estas personas es como si compartir un espacio físico asegurara el vínculo y el amor que los une no fuese suficiente para generar seguridad y confianza dentro de la relación. Este tipo de creencias pueden convertirse en una dificultad a la hora de vivir bajo este modelo. Por ello es prudente revisar nuestras propias necesidades y evaluar con qué tipo de relación de pareja nos sentimos más cómod@s.
La experiencia de las parejas LAT deja algunas reflexiones valiosas independientemente del modelo de vinculación afectiva que se privilegie: ¿hay una única forma en la que las parejas deben relacionarse?, ¿existe un camino predeterminado que todas las relaciones deben recorrer?, ¿estoy viviendo en relaciones que se acomodan a mis valores y necesidades?
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