¿El amor tiene edad?
Aunque algunos consideran que el amor no tiene edad, muchos piensan que las diferencias de edad entre los miembros de una pareja condenan la relación al fracaso inevitablemente, sobre todo cuando éstas superan los diez años. Se afirma que dificultan el entendimiento en la pareja y que se prestan para dinámicas de explotación sexual o económica.
A su vez, algunas diferencias de edad en la pareja cuentan con mayor aceptación social; por ejemplo cuando es el hombre quien es mayor que la mujer en una relación heterosexual se acepta más tranquilamente la situación que si se trata de una mujer mayor que su esposo o de parejas del mismo sexo que tienen diferencias de edad marcadas.
Vale la pena cuestionar algunas de estas creencias populares desde una perspectiva psicológica:
Te puede interesar:
Tengo miedo al VIH: prejuicios, mitos y estigma frente al VIH
Pareja del mismo sexo multicultural – el idioma del amor
Amigos LGBT: ¿cómo conocerlxs y ampliar tu red de apoyo?
Adicto a Grindr: ¿Cómo salir del círculo vicioso?
¡No quiero sentir vergüenza por ser LGBT!
“Si hay más de diez años de diferencia, la relación está destinada al fracaso”
Muchas personas consideran que las diferencias de edad marcadas entre los miembros de una pareja condenan la relación al fracaso, debido a que dificultan el entendimiento entre las dos personas. Aunque por supuesto estas relaciones enfrentan retos particulares debido a las necesidades de los miembros que atraviesan muchas veces por momentos vitales distintos, no es posible concluir que estas diferencias marquen necesariamente el fin de la relación. Además, la edad cronológica muchas veces se queda corta para describir a una persona, así que más allá de la diferencia de edad pueden existir otras afinidades que faciliten la consolidación de la relación.
Existen muchas parejas del mismo sexo y heterosexuales que asumen los retos de construir una relación que acompañe a cada uno de sus miembros en su crecimiento y proyecto de vida personal, valorando las diferencias como posibilidades para aprender del otro y enriquecer las propias vivencias.
Todo depende de cómo se interpreten estas diferencias y muchas otras que no corresponden a las diferencias de edad: si son vistas como algo que los/as separa o como algo que nutre la relación.
“El menor siempre estará en desventaja”
Para much@s, ser el/la menor de una relación de pareja implica quedar siempre en desventaja, bien sea porque no se tienen los mismos conocimientos o la misma experiencia de la pareja que es mayor o porque no se cuenta con los mismos recursos económicos por estar aún terminando de estudiar. En otros casos, la persona mayor se siente en desventaja debido a que ya no se siente tan atractiva o tan joven como antes y piensa que su pareja puede aprovecharse de esta situación, siendo infiel o explotándole económicamente.
En todas las parejas, tengan o no diferencias de edad, se negocia el poder y pueden surgir dinámicas de competencia que impiden la colaboración y la complementariedad. Es clave entonces recordar que la pareja no es una competencia ni se trata de quién va a ganar o con qué herramientas (dinero, mayor edad, mayor experiencia en algún ámbito vital, belleza física, atractivo sexual, entre otras) va a subyugar al otro y cómo éste último se va a defender, porque no se estaría hablando de una relación de pareja sino de dos enemigos que se enfrentan en una batalla.
Es así como cada pareja tendría que revisar, qué lugar ocupa cada uno de sus miembros y cómo valorar los aportes de cada miembro, con el fin de evitar estas escaladas simétricas que se pueden presentar en cualquier relación y especialmente cuando existen diferencias de edad.
La sexo-afectividad no es un fenómeno únicamente biológico, sino que además se trata de un fenómeno social y psicológico, en el que cada persona puede decidir.
“¿Las diferencias de edad pesan más en parejas del mismo sexo que en parejas heterosexuales?”
No es posible generalizar la forma en que las diferencias de edad se manejan en parejas del mismo sexo o en parejas heterosexuales, pues cada pareja construye significados propios de su relación y asume los retos propios de estas diferencias de una forma particular. Sin embargo, existen muchos prejuicios frente a las diferencias que edad al interior de una pareja y quienes conviven con estas diferencias en su relación, se enfrentan en ocasiones al juicio de familiares y amigos. Por ejemplo, comúnmente se cree que quienes buscan una pareja mayor están a la búsqueda de un cuidador o una figura parental o que quienes buscan una pareja menor contemplan solo su atractivo físico y/o sexual, pero estas situaciones pueden presentarse con o sin diferencia de edad.
Muchos gays y muchas lesbianas sancionan las diferencias de edad en la pareja, aunque éstas son frecuentes, pues temen que sean otros intereses (económicos, sexuales, entre otros) los que mantengan unidas estas relaciones. Sin embargo, este no es siempre el caso y existen muchas parejas del mismo sexo con diferencia de edad que están basadas en el mutuo entendimiento y afecto.
En conclusión, las diferencias de edad entre los miembros de una pareja, implican retos específicos que cada pareja tendrá que asumir, para poder valorar estas diferencias y que no se conviertan en motivo de conflicto o en la base para dinámicas de competencia o violencia. Sin embargo, no implican necesariamente una condena para la relación, si cada quien cuenta con un lugar valioso en la misma y se da el espacio para el crecimiento personal desde el momento vital que cada quien vive.
¿Cuáles crees tu que son los retos más grandes que enfrentan estas relaciones?
Te invitamos a dejar tus opiniones, ideas, experiencias y aportes sobre este tema en la sección de comentarios que encontrarás debajo del formulario de contacto. ¡Queremos oírte!