El arte de las relaciones a distancia
En ocasiones, los viajes de trabajo, las maestrías en el exterior, las vacaciones u otras circunstancias de la vida nos apartan físicamente de nuestro ser amado. Es común que cuando esta separación se da, amigos y familiares recurran al viejo adagio de “Amor de lejos, felices los cuatro”, señalando la imposibilidad de una relación de pareja a distancia. ¿Es este dicho popular la norma para quienes deciden continuar una relación en la distancia?, ¿qué opciones de intimidad emocional y sexualidad tienen las parejas que emprenden relaciones a distancia?
¿Es posible tener una pareja a distancia?
Algunos de los elementos fundamentales de la vida en pareja tradicional son el contacto físico, las salidas compartidas y las relaciones sexuales frecuentes, frente a lo cual las parejas a distancia se encuentran con grandes obstáculos.
A pesar de lo anterior, este tipo de relaciones favorecen ciertas dinámicas que pueden nutrir a sus miembros y a la relación misma, ya que permiten a los individuos de la pareja disfrutar de su independencia y tener redes de amistad nutridas.
Además, la distancia permite pensar y sentir con claridad cuan importante y valiosa es la pareja, el deseo de estar juntos se reenciende constantemente y la expectativa por el otro es constante, llenando de magia los reencuentrosdespués de un tiempo prolongado de distancia.
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Herramientas virtuales para las relaciones a distancia
Actualmente, el auge tecnológico permite acortar distancias a este tipo de parejas: Skype, Facebook y Gmail, entre otros, se convierten en herramientas indispensables para los amantes a distancia. Incluso un aspecto que parecía limitado, como la satisfacción sexual conjunta, puede ser explorado mediante el sexo virtual o cibersexo, en donde cada miembro de la pareja, mediante videochat o cams –cámaras web– se autoestimula sexualmente mientras el otro lo ve.
Esta práctica es bastante común e incluso empresas como Durex han diseñado artefactos curiosos para hacer de esta experiencia algo mucho más cooperativo a través de videollamadas, aplicaciones para smartphones y ropa interior con sensores y vibración.
Muchas personas recurren a la práctica del sexo virtual –cibersex– al considerarla una alternativa sencilla –a un clic de distancia–, y estimulante, que les permite jugar con distintas identidades, distintos gustos, distintas formas de relacionarse sin tener que pasar por un proceso de cortejo muy largo y sin tener que exponerse a enfermedades de transmisión sexual.
¿Qué opciones de intimidad emocional y sexualidad tienen las parejas que emprenden relaciones a distancia?
Incluso algunas personas deciden buscar pareja a través de internet, pues les permite una mayor flexibilidad y una menor presión sobre su apariencia física o sus habilidades sociales.
Algunos llegan a reportar que esta forma de relación les permite alcanzar un nivel de implicación emocional mayor. Por ejemplo una persona que tiene una relación virtual menciona lo siguiente: “enamorarse de la persona antes que del físico es mucho más auténtico y más romántico y aunque se pierdan miradas, gestos y caricias, llega un momento en que se conoce tanto al otro que no importa en absoluto cómo sea físicamente”.
Retos de las relaciones de pareja a distancia
El espacio cibernético lleva las relaciones a un nuevo campo donde surgen nuevas posibilidades vinculares, nuevos dilemas, nuevas identidades y nuevas dinámicas de relación, distintas a las más tradicionales pero no por ello menos válidas. Si bien las parejas a distancia logran mantener espacios de intimidad e interacciones nutritivas a través de correos electrónicos, videollamadas y chats, la falta de contacto físico se perfila como el gran obstáculo de la relación.
Sumado a esto, la confianza en el otro es fundamental. En la distancia los miembros de la pareja ganan independencia y conocen a muchas otras personas. Por tanto, tener claras las reglas de la relación resulta fundamental. Por ejemplo, si la relación es monógama, podría percibirse un mayor riesgo de infidelidad en una relación a distancia debido a la imposibilidad de estar presente en la cotidianidad de la pareja. En este caso los celos podrían transformar la relación a distancia en una agonía constante por controlar al otro infructuosamente, olvidando que la fidelidad no se logra vigilando o controlando al otro sino a través de un compromiso personal con la relación.
Es así como el amor a distancia no implica necesariamente un “felices los cuatro”, pues las dinámicas de las parejas a distancia son diversas y están abiertas a negociaciones particulares entre sus miembros, con el fin de garantizar el bienestar personal y el crecimiento de la relación.
Finalmente, vale la pena recordar la frase de la escritora española María Zambrano: “posiblemente el amor sin distancia, no sería amor”.
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