¿Un diagnóstico es un pronóstico?: Los estigmas alrededor de los trastornos mentales
En los últimos años, los estigmas en torno a la orientación sexual y la identidad de género se han transformado poco a poco. Un gran número de celebridades han admitido públicamente su orientación sexual o identidad de género diversa. Por ejemplo Ricky Martin admitió en 2010 su homosexualidad a través de Twitter y más recientemente Lana Wachowski , la afamada directora de películas como Matrixy V de venganza, reconoció públicamente su identidad transexual. Sin embargo, ¿qué ha sucedido con otros estigmas menos visibles? ¿Qué ha pasado con aquellos que cuentan con algún diagnóstico psiquiátrico?
“Yo soy más que una etiqueta psiquiátrica”
Para Goffman, el estigma es “un atributo que es profundamente devaluador, el cual degrada y rebaja a la persona portadora del mismo”, condenándola al rechazo y al aislamiento social. Las personas que viven con VIH o se encuentran diagnosticadas con algún trastorno psicológico enfrentan insultos, discriminación e incluso violencia física producto del estigma social que recae sobre estas dos condiciones.
Esta dinámica social es alarmante, considerando que, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas padecerá a lo largo de su vida algún tipo de trastorno mental y el 1% de la población mundial sufrirá de perturbaciones psicológicas severas.
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Es curioso ver el efecto de los diagnósticos sobre la identidad y la manera en que nos perciben los otros. Un diagnóstico de diabetes e hipertensión parece ser un aspecto más de la vida de quienes la padecen. En contraste con lo anterior, un diagnóstico de anorexia o esquizofrenia reduce la identidad de la persona a esta etiqueta y parece difícil pensar a estas personas fuera de sus condiciones de salud. Para el mundo dejan de ser Camila* y Carlos* y se convierten en la anoréxica y el esquizofrénico.
La sexo-afectividad no es un fenómeno únicamente biológico, sino que además se trata de un fenómeno social y psicológico, en el que cada persona puede decidir.
Famosos con diagnósticos psiquiátricos
Ni siquiera Hollywood ha estado inmune a los rótulos y los estigmas que acompañan a los diagnósticos mentales. Múltiples celebridades han vivido en carne propia el reto de enfrentarse a un diagnóstico psiquiátrico.
Cantantes, deportistas, actores y actrices han logrado sobreponerse a sus diagnósticos y continuar con sus proyectos de vida.
Por ejemplo, Lady Gaga, Victoria Beckham, Elton John y Diana de Gales han enfrentado trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia. Por otro lado, los actores Catherine Zeta-Jones,Jean-Claude Van Damme, Mel Gibson y el humorista Stephen Fry han logrado vivir carreras exitosas a pesar de contar con un diagnóstico de trastorno afectivo bipolar.
A su vez, el medallista olímpico Michael Phelps fue diagnosticado a los nueve años con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Contar con este diagnóstico fue un impulso para que los padres de Phelps lo incentivaran a llevar una vida activa en los deportes que hoy en día lo ha hecho acreedor de 18 medallas de oro en la natación olímpica.
Un caso emblemático ha sido el de John Nash, matemático estadounidense, ganador del Premio Nobel de Economía cuya historia con la esquizofrenia paranoide fue llevada a las pantallas en la película “Una mente brillante”. Tras varios años de hospitalización a causa de sus ideas delirantes de ser perseguido por agentes comunistas infiltrados, denominados “criptocomunistas”, Nash aprendió a vivir con sus delirios sin responder a ellos bajo la premisa de “todo problema tiene una solución”.
¿Un diagnóstico es un pronóstico?
Tal vez el caso más dramático y emotivo sea el de Marsha Linehan, doctora en psicología y creadora de la Terapia Dialéctica-Conductual, un tratamiento ampliamente utilizado para tratar a personas con comportamientos suicidas y auto-lesivos. Paradójicamente esta misma mujer, a la edad de 17 años, estuvo recluida en una institución mental, dados sus repetitivos intentos de suicidio y su habitual comportamiento auto-lesivo que incluía cortar su cuerpo con cualquier objeto filoso que estuviese a su alcance.
Esta experiencia, en extremo dolorosa y difícil, no fue impedimento para tener una vida productiva y digna a pesar de que en el pronóstico de psiquiatras y psicólogos esta opción era improbable y su único camino era la incapacidad y la perturbación profunda. Por el contrario, Marsha Linehan logro sobreponerse a esta situación y erigir una vida en pro de otros, en sus propias palabras: “Yo estaba en el infierno… y me hice una promesa: cuando salga, voy a volver y sacar a otros de aquí.”
Finalmente, es claro que los trastornos mentales no son entesaislados, ni esencias dadas. Por el contrario todos ellos se dan dentro de un contexto y se ven ampliamente influidos por él.
Por lo tanto, el ambiente social, familiar, laboral y escolar resultan claves para proveer de herramientas deafrontamiento y resiliencia a quienes enfrenten un diagnóstico psiquiátrico.
Nuestra conclusión es que el comportamiento humano no se da en el vacío y siempre dependerá del contexto. Por ejemplo, detrás de un trastorno de ansiedad generalizada hay mucho más que ansiedad, hay amor, pasión yesperanza. Por tanto, un diagnóstico nunca será un pronóstico.
*Estos nombres se emplean con fines ilustrativos y no corresponden a nadie en particular.
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