Mujeres masculinas y tomboys: los matices de las identidades femeninas
Haber nacido mujer y asumir características y expresiones que tradicionalmente se asocian a los hombres plantea múltiples desafíos. Las mujeres con una expresión de género andrógina, queer o masculina pueden ser tanto heterosexuales como homosexuales o bisexuales.
Muchas de ellas enfrentan una mirada de juicio y duda sobre su identidad, carecen de espacios que validen sus experiencias e incluso tienen dificultades en la cotidianidad, por ejemplo al comprar ropa o desempeñarse en contextos laborales más conservadores. ¿Cuáles son los retos que enfrentan las mujeres masculinas?
¿Tacones o tenis?, ¿vestido o jeans?
Un dilema importante para ellas se presenta al comprar ropa. Debido a que en las tiendas de ropa femenina usualmente se encuentra una gran variedad de vestidos, blusas y tacones que no van con el estilo de las mujeres que expresan su género de forma diversa, muchas de ellas optan por comprar jeans sueltos, camisas, sacos y demás accesorios en tiendas masculinas o en la sección de hombres.
Sin embargo, esta experiencia de compra puede resultar frustrante e incómoda, pues tienen que explicarle al asesor del almacén que aunque esta ropa sea “para hombres”, ellas desean comprarla para ellas. Además resulta difícil encontrar la talla adecuada y poder usar el probador, que será también “para hombres”.
Así que una experiencia tan cotidiana como comprar un pantalón o unos zapatos enfrenta usualmente a estas mujeres con comentarios o con preguntas de quienes no conciben otras formas de ser mujer y con obstáculos prácticos que pueden resultar muy tensionantes. Todo esto sin incluir los comentarios que posiblemente harán algunos familiares o amigos frente a esta compra.
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Tomboy no: Tomboy chic!
Recientemente la moda “tomboy chic” ha reasimilado algunas de estas expresiones de género disidentes, inscribiendo dentro de la feminidad el gusto por las prendas y los manierismos masculinos. Sin embargo, el mensaje que transmiten las revistas y los gurús de la moda al proponer nombres como los “boyfriend jeans” es que “está bien que te vistas con jeans, tenis y sacos amplios si son de tu novio o si los balanceas con un accesorio femenino”.
Se presupone entonces que todas aquellas tomboys o mujeres masculinas que no cumplen con estos requisitos –tener un lado “femenino para equilibrar”, ser heterosexuales y tener novio – quedan fuera de esta posibilidad de reinventar el género.
¡Vístete para triunfar!
Otro gran dilema llega en el momento de ingresar al mundo laboral, donde los tacones, el maquillaje y las faldas hacen parte del código de vestimentaque algunas empresas demandan de sus empleadas. El look Business Casual, que pretende modernizar este código para adaptarlo a las necesidades actuales, realmente no tiene nada de “casual” y tiene requisitos implícitos para las mujeres, quienes deben verse “profesionales y amables”. Se considera que el atuendo y una expresión de género femenina tradicional son sinónimos de estas características que llevarán a la trabajadora, y a la empresa, a triunfar.
Lo mismo ocurre en otros espacios sociales como los matrimonios, las celebraciones de la familia, los grados y casi cualquier situación que requiera un código específico de vestimenta, pues las expectativas de quienes participan en estos eventos sobre la expresión de género de las mujeres está aún muy ligada a los estándares tradicionales. En estas situaciones, muchas enfrentan la exclusión, la burla y la humillación de familiares, amigos o incluso de desconocidos.
La alternativa para algunas mujeres andróginas o masculinas consiste en privilegiar contextos laborales donde puedan expresar su construcción de género sin ser señaladas o constituirse como trabajadoras independientes. Además, algunas se fortalecen emocionalmente de tal forma que pueden expresarse como desean y no hacer caso a los comentarios desobligantes o a las miradas de desconcierto de los otros. Otras prefieren evitar espacios donde no se sientan cómodas y rodearse de personas que comprendan y valoren sus vivencias.
La sexo-afectividad no es un fenómeno únicamente biológico, sino que además se trata de un fenómeno social y psicológico, en el que cada persona puede decidir.
¿Cómo viven estos dilemas las lesbianas masculinas?
Las identidades lésbicas, al estar fundamentadas en la práctica de una orientación sexual, se asocian a la identidad y expresión de género femenina, es decir “si eres lesbiana es porque eres mujer y te gustan las mujeres”. Sin embargo, algunas lesbianas construyen su identidad asumiendo características y roles que socialmente son leídos como masculinos.
Algunas personas podrían pensar: “si es masculina es porque se identifica como un hombre trans”. Sin embargo, el que algunas mujeres asuman expresiones andróginas o menos ligadas a lo tradicionalmente femenino, no implica que se identifiquen como hombres o que deseen transitar hacia lo masculino, tal y como lo señala la famosa actriz de Orange is the new Black Lea DeLaria.
En este escenario, para muchas resulta difícil establecer una relación de pareja con alguien que comprenda sus vivencias en torno al género. Además, incluso al interior de la comunidad lésbica pueden enfrentar críticas por su forma de vestir o sus actitudes. También son excluidas por muchas mujeres lesbianas que aún temen ser reconocidas como tales por otros, pues señalan que a ellas “se les nota” que son homosexuales y por tanto no quieren ser vistas con ellas en lugares públicos.
Por tanto, es frecuente que muchas se sientan en un limbo en el que no pueden pertenecer ni a la cultura heterosexual ni tampoco a la comunidad lésbica, lo cual dificulta el establecimiento de una red de apoyo adecuada y puede incluso minar su autoestima.
¿Qué piensas de los retos que enfrentan las mujeres masculinas?, ¿cómo podemos construir espacios sociales seguros para las mujeres diversas?
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