Carta abierta de una persona no binaria a una tía transfóbica
Aquí te compartimos la carta que le escribió una persona no binaria a su tía. Esperamos que te inspire y te genere reflexiones importantes.
Querida tía,
Te escribo esta carta luego de muchas noches largas y miles de pensamientos rondando en mi cabeza. He pensado hasta el cansancio cómo puedo expresarte lo que siento sin herirte. Pero a pesar de mis esfuerzos puede que esto que voy a decirte sea difícil de asimilar para ti.
Sin embargo, seguir guardando silencio me hiere a mí. Y más que eso, siento que necesito hablar contigo de esto para que no vuelva a pasar. Si me quedo callada sobre esto que me dolió, sé que empezaría a alejarme de ti y valoro mucho tu papel en mi vida.
¿Te acuerdas cuando me invitaste al matrimonio de mi primo hace algunos meses?
¿Recuerdas que me dijiste que debía usar vestido largo, tacones y maquillaje porque no querías que “hiciera quedar mal a la familia” ni que “dañara las fotos”?
Esos comentarios me dolieron profundamente. Sabes que nunca he usado vestidos, ni tacones ni maquillaje. Desde que estaba pequeña presenciaste las peleas con mi papá porque él quería que yo los usara. Sabes que en ese momento me chantajeaba, comprándome cosas, para que los usara en reuniones familiares. Aun así me los quitaba luego de cinco minutos. Creo que eres consciente de lo mucho que me ha desagradado el atuendo y el rol social tradicional femenino porque me has visto crecer.
Ahora que ya tengo más de treinta años, por supuesto nadie puede convencerme ni chantajearme para que use ropa o asuma roles con los que no me identifico. Pero el camino para llegar a este punto ha sido largo.
Aún me duele que me digas que “hago quedar mal a la familia” al ser como soy, al vestirme como me visto y al actuar como actúo. Me duele que te avergüences de mí en eventos familiares. Aún me duele que me pidas que cambie algo tan esencial de mi ser, por un protocolo de vestimenta tradicional de hombre-mujer en el que no encajo.
Después de algunos días desde que me hiciste la invitación al matrimonio, tomé valor para decirte que no me iba a poner vestido ni tacones ni maquillaje. Pero quedé aún más sorprendida de que me dijeras que entonces tenía que acogerme a la “vestimenta de los hombres” y usar corbata, blazer y camisa blanca. También me preguntaste si es que acaso yo era un hombre.
En ese momento me di cuenta que esta sería una conversación más larga de lo que yo pensaba. Yo la había evitado porque no creí que tuviera que darte tantas explicaciones sobre mi identidad de género. Pero veo que tal vez ayude si te explico un poco cómo me identifico.
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Aún me duele que me digas que “hago quedar mal a la familia” al ser como soy, al vestirme como me visto y al actuar como actúo. Aún me duele que te avergüences de mí en eventos familiares.
Soy una persona no binaria
La versión corta es que no me identifico ni como hombre ni como mujer, sino como una persona no binaria.
Pero tal vez te preguntes a qué me refiero. En tu esquema, el género solo incluye hombre y mujer. Sin embargo, desde mi propia vivencia y desde lo que también he comprendido al indagar sobre las identidades de género diversas, debes saber que el género en los seres humanos es un amplio espectro de infinitas posibilidades que no se agotan en el binario hombre-mujer. Hay personas que se identifican como género neutro, género fluido o género no binario, como yo.
No quiero extenderme mucho más en explicaciones complejas. Si quieres conocer más sobre las personas no binarias, puedes ver videos de Youtube al respecto. Por ahora lo que quiero que entiendas es que nunca me he identificado con ser mujer y que tampoco me identifico como hombre.
Mi identidad de género como persona no binaria implica que no siento que encajo en los parámetros de género más tradicionales y por tanto yo misma he construido la manera como quiero relacionarme, vestirme, actuar y proyectarme.
No ha sido fácil reivindicar la identidad y la expresión de género con la que me identifico. Sería mucho más fácil decirte (y decirle a todo el mundo) que no soy una mujer, sino un hombre, pero no es así como me siento.
Entiendo que no todas las personas están familiarizadas con las identidades no binarias y que esto trae retos especiales para mí en esta cultura. También sé que en español, una lengua tan marcada por el binarismo de género (en la que los adjetivos por ejemplo traen terminaciones que marcan el género del sujeto al que se refieren), es mucho más difícil que en otros idiomas escaparte de estas dos únicas posibilidades: hombre-mujer.
Hay quienes usan terminaciones en “e” (cansade, en vez de cansada, o entusiasmade, en vez de entusiasmada) como alternativa. Otros intentan cambiar todos los adjetivos a sustantivos (tengo cansancio, en vez de estoy cansada) para evitar las terminaciones en “a” o en “o”. Ambas serían formas respetuosas de dirigirte a mi ahora que sabes que soy una persona no binaria (igual sé que te puedes equivocar y que cambiar el chip toma tiempo, así que no te preocupes si llegas a cometer errores al principio).
Hay muchas más cosas que podemos hablar a partir de esta carta, que es tan sólo una invitación a que conversemos, porque el silencio ya estaba siendo demasiado doloroso para mí. Entonces, a riesgo de incomodarte nuevamente, he preferido poner sobre la mesa todo lo que siento y pienso para que tú decidas si quieres seguir haciendo parte de mi vida y seguir conociéndome.
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